EXPLORANDO LAS FUENTES DEL SIBO Y EL SÍNDROME DEL INTESTINO IRRITABLE: CAUSAS SUBYACENTES Y MEDIDAS PREVENTIVAS

      La alimentación está íntimamente relacionada con todos nuestros órganos, sistemas, fisiología, metabolismo, en otras palabras, está relacionada con nuestra salud.

     Hoy hablaré de la relación entre la alimentación y la salud del intestino y por ello voy a comenzar por presentar, a nuestro intestino. El intestino humano, forma parte de nuestro sistema digestivo, está compuesto por 2 grandes secciones: el intestino delgado, que está a continuación de el estómago y el intestino grueso, también conocido como Colon, que comienza donde termina el intestino delgado y finaliza en el ano. Entre el estómago y el intestino delgado hay una válvula de paso (cardias) al igual que entre el intestino delgado y el colon (píloro). Estas válvulas regulan el paso del alimento de una zona a otra, a medida que se va digiriendo.

     Hace varias décadas al intestino, sólo se le relacionaba con la digestión de los alimentos, la absorción de los nutrientes que provenían de los alimentos digeridos y la excreción de las heces. En la actualidad es un hecho comprobado y conocido que las funciones del intestino van mucho más allá. Ya no solo se trata de la importancia de estos órganos, para la salud digestiva o gastrointestinal, sino que los intestinos están relacionados con muchas de las funciones de nuestro cuerpo, e incluso con nuestro estado de ánimo.

     Hoy se conoce con base científica, que el intestino participa activamente en nuestro estado de ánimo, balance energético (la relación entre el consumo y en gasto de energía), en la producción de neurotransmisores, hormonas, vitaminas y compuestos como los ácidos grasos de cadena corta, los cuales cumplen funciones metabólicas y tróficas (estimulantes del crecimiento celular)  con efectos muy importantes para nuestra salud. Esto es debido a que el intestino contiene entre 100 y 200 millones de neuronas y miles de millones de bacterias en el tubo digestivo, que a su vez, conforman la microbiota (microbioma) y juntas dan origen a el sistema nervioso que está en el intestino, denominado entérico.

     Dada la importancia de las funciones, no solo fisiológicas, sino metabólicas de nuestro intestino, es absolutamente necesario que procuremos mantenerlo sano, si queremos gozar de buena salud, no solo física también mental.

 

   

     En términos muy simples, un intestino sano se define como aquél que cumple sus funciones, sin generar ningún tipo de malestar. Si después de comer te sientes, bien, relajado, con energía para continuar haciendo tus cosas, eso significa, que tanto los alimentos que ingeriste como tu intestino funcionan bien para ti.

     Pero si después de comer las cantidades de alimento que habitualmente consumes, te sientes con una sensación de llenura excesiva, gases, acidez, sudoración y hasta dolor, es porque tu intestino no está funcionando correctamente.  

     Y es que esos síntomas pueden ser evidencia de patologías tan simples como un tránsito intestinal lento (intestino perezoso) o complejas como el Síndrome de Intestino Irritable (Colon Irritable), Diverticulitis, Disbiosis, Sibo o de un Intestino Permeable, que si bien no genera síntomas específicos y medibles de manera inmediata, a la larga produce enfermedades autoinmunes e inflamatorias muy serias. 

 

¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?

     Es un trastorno gastrointestinal funcional, que se caracteriza por dolor abdominal, distensión abdominal y alteración de los hábitos intestinales, porque se presentan tanto diarreas, como constipación. En líneas generales, el tratamiento para el SII se basa en enfoques multifactoriales, que se centran principalmente en el tratamiento de los síntomas, siendo la alimentación un punto  esencial para el tratamiento. 

     Particularmente, el síndrome de Colon Irritable o Síndrome del Intestino Irritable (IBS) por sus siglas en inglés, es un problema de salud que aqueja a la mayoría de las poblaciones del mundo occidental. Según la Organización Mundial de Gastroenterología, entre un 10 y 15 % de las personas que habitan en Europa y América sufren de Colon Irritable. Particularmente, en Estados Unidos afecta entre 24 y 25 millones de personas, principalmente a mujeres de edades inferiores a 50 años; de cada 3 afectados dos son mujeres y 1 es hombre.

     En la región Asia-Pacífico, particularmente en los países con economías en crecimiento, la aparición de este síndrome también va en ascenso, posiblemente asociado a cambios en la alimentación de estas sociedades, en la poblaciones que están en ascenso socioeconómico.

 

     Entre el 20 y 40% de las personas que visitan a un gastroenterólogo lo hacen por síntomas similares a los que produce el Síndrome del Intestino Irritable. Sin embargo, a pesar de ser una enfermedad tan extendida, muchas veces es diagnosticada de manera tardía. Esto ocurre porque los síntomas de este síndrome, son muy comunes y puede confundirse con el cuadro clínico de otras enfermedades, por ello, es muy importante para el personal médico contar con pautas claras como las establecidas en las Directrices de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) para poderlas diagnosticar.  https://www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/irritable-bowel-syndrome-spanish-2015.pdf

      Sin embargo, estudios recientes han sugerido que las causas del Síndrome de Intestino Irritable, podrían ser producto de una alteración de la comunicación entre Microbiota-Intestino-Cerebro.

      El tracto gastrointestinal es un enorme órgano sensorial, capaz de transmitir información relacionada con lo que ocurre en su interior, no solo respecto a los nutrientes, también a la producción de compuestos que a su vez son generados por la microbiota. Cuando por malos hábitos de alimentación o por alguna enfermedad, se rompe el equilibrio en la microbiota, esto se verá reflejado no solo en nuestro estómago e intestino, también en nuestro cerebro y salud mental. No obstante, se requieren muchos más estudios en personas para poder establecer claramente la etiología o causas de esta enfermedad para poder así avanzar en su tratamiento. 

     Por su parte la DISBIOSIS es un rompimiento del equilibrio del tipo y número de microorganismos, que normalmente deben existir en nuestro intestino grueso. De hecho, en general las 2 principales poblaciones de microorganismos que conviven en el intestino grueso son las Firmicutes y los Bacteroides.

   

     Cada uno de esos grupos estan conformados por microorganismos patógenos “malos” y microrganismos “buenos” y como parte de las buenos, están los  microorganismos probióticos. 

     En un intestino sano esas poblaciones de microrganismos, conviven en equilibrio y a nosotros eso nos mantiene saludables.

     Sin embargo, cuando se rompe el equilibrio entre las poblaciones de microorganismos, proliferando los microorganismos “malos” y dismuyendo las “buenas” nos enfermamos.

     Una de las razones que rompe ese equilibrio es la alimentación que tenemos. Cuando consuminos en exceso azúcares, harinas refinadas  y alimentos ultraprocesados, ricos en aceites vegetales parcialmente hidrogenados, además de muchos aditivos y/o disminuimos o eliminamos el consumo de vegetales y frutas, principales fuentes de prebióticos, rompemos ese equilibrio. Lo que significa que las bacterias buenas, particularmente las probióticas disminuyen, casi hasta desaparecer y las malas sobrecrecen, produciendo incluso autointoxicación en nuestro intestino.

     El SIBO es un es una explosión de crecimiento anormal de microorganismos en nuestro intestino delgado, que produce síntomas como pérdida del apetito, dolor abdominal, náuseas, hinchazón, sensación incómoda de saciedad después de comer, diarrea, pérdida de peso involuntaria y malnutrición en casos extremos.

     Cuando tenemos una buena salud intestinal, lo normal es que la microbiota esté concentrada y sea muy abundante en todo el intestino grueso (colon), que es la parte final de nuestro sistema digestivo.

     Tal como les describí al inicio, antes del intestino grueso está el intestino delgado, cuya función es la de digerir lo que comemos y absorber los nutrientes. Por esta razón las condiciones químicas en el intestino delgado se caracterizan por la presencia de ácido y sales biliares, las cuales limitan el crecimiento de microorganismos. Cabe recordar que la mayoría de los microorganismos, mueren cuando están en un ambiente de alta acidez.

     En la parte superior del intestino delgado, el grado de acidez es alto porque proviene directo del estómago, sin embargo, cuando por diferentes razones disminuye esa acidez, también lo hace la del intestino delgado, esto provoca un crecimiento excesivo de microorganismos en esa zona. Y aquí es cuando ocurre el SIBO.

     Ahora bien ¿por qué motivos puede bajar la acidez en el estómago y en la parte superior del intestino delgado? Hay varias razones para esto:

  • La edad: con los años se va perdiendo la capacidad de segregar ácido clorhídrico en el estómago, aumentando el pH desde 1.5-2 hasta 4 o más. Esto no solo afecta la digestión, principalmente de las proteínas, también origina una disminución de la acidez en la parte superior del intestino delgado. Esto se puede mejorar, simplemente agregando ácido como el del limón (ácido cítrico) o vinagre (ácido acético) a las ensaladas o comidas en general.
  • Presencia de Helicobacter pilori. La presencia de este microorganismo en el endotelio (paredes del estómago) cubre las áreas por donde se segrega o sale el ácido al estómago, disminuyendo así su presencia en el mismo. Para solucionarlo hay que acudir al médico y eliminar esta bacteria patógena de nuestro cuerpo.  
  • Ingesta de medicamentos tales como inhibidores de la bomba de protones como el Homeprazol y medicamentos relacionados, los cuales disminuyen drásticamente la acidez normal del estómago porque fueron hechos para aliviar las molestias, pero no atacan verdaderamente el problema. Ante esto se debe consultar al médico y solicitar un análisis del caso, porque no es recomendable tomar antiácidos por mucho tiempo.
  • Síndrome del intestino peresozo, que se caracteriza por un tránsito lento, el cual puede estimular el crecimeinto de microorganismos en el intestino delgado, debido a la larga permanencia de las heces en cada fracción del intestino. Para subsanar este problema se debe consumir alimentos ricos en fibra Insoluble, tales como cereales integrales, leguminosas, vegetales y mucha agua.

     Como se ha puesto en evidencia, la salud o enfermedad de tu intestino está intimamente asociada a la Microbiota que allí habita y al funcionamiento del sistema nervioso entérico (unión de neuronas intestinales y Microbiota). 

     Para contribuir a prevenir el Síndrome del Intestino Irritable, la Disbiosis y el Sibo debemos cuidar a nuestra Microbiota, que esta esté balanceada, en otras palabras, que esté conformada por más bacterias “buenas” entre las que están los Probióticos e ingerir los compuestos que las alimentan, los Prebióticos. 

     ¿Y cómo actúan los probióticos para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal? Se piensa que los probióticos pueden inhibir el crecimiento de las bacterias malas, a través de la producción de antibióticos (bacteriocinas) y de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) también llamados postbióticos.

       Los probióticos, prebióticos y postbióticos (metabolitos que producen los probióticos y que generan beneficios para nuestra salud) contribuyen con la homeostasis (equilibrio) de la microbiota.

En conclusión, es recomedable tener un estilo de vida más saludable, hacer una alimentación más natural, diversa y adecuada a los requerimientos individuales, ingerir buenos suplementos de probióticos (Les estaré informado en mi instagram, qué debe tener un buen probiótico) y asegurarnos que nuestra alimentación provea a esos probióticos suficientes alimento (prebióticos).   

 

 

Referencias Bibliográficas

 International Foundation for Gastrointestinal Disorders IFFGD, 2019. https://www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/irritable-bowel-syndrome-spanish-2015.pdf

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Marina Romaní-Pérez, Clara Bullich-Vilarrubias , Inmaculada López-Almela, Rebeca Liébana-Garcia,Marta Olivares and Yolanda Sanz. The Microbiota and the Gut–Brain Axis in Controlling Food Intake and Energy Homeostasis Int. J. Mol. Sci. 2021, 22, 5830. https://doi.org/10.3390/ijms22115830

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